26 oct 2024
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La gestión empresarial está rota.
La mayoría de empresas opera en un caos constante, sin saber realmente cuán desorganizadas están. Muchas confían ciegamente en la improvisación y el "ya veremos", dedicando sus días a apagar incendios sin fin.
Lo que parece práctico al principio es solo una ilusión temporal que esconde problemas más profundos.
Cuando el crecimiento llega, el desorden se vuelve insostenible.
Sistema 1: Sin Sistema
El no sistema es el más utilizado.
Empresas que funcionan a puro pulmón. La mayoría de las empresas opera sin un sistema de gestión claro. No hay objetivos definidos, ni prioridades claras, ni métricas de éxito.
Solo se trata de "seguir vendiendo" y "cumplir las metas del mes".
Si no tienes un sistema, el día a día se convierte en una maratón interminable. Cuando el caos empieza a superarnos, las empresas deciden buscar algo más sólido.
Es entonces cuando aparecen los sistemas de gestión.
Sistema 2: KPI's
Los KPI son la clásica herramienta de medición.
Sirven para contar cosas: ventas, clientes nuevos, visitas al sitio web. Todo eso. Pero, ¿realmente están alineados con una visión de crecimiento? Primero, tienes que elegir los números correctos, los que realmente importan.
Muchas veces, solo son números para llenar un reporte.
Los KPI te dicen mucho sobre lo que pasa, pero no sobre lo que podría pasar. No inspiran, no motivan, no alinean a un equipo. Solo te dicen qué tanto has avanzado, pero no te ayudan a saber hacia dónde vas.
Necesitarás algo más que números para motivar a tu equipo.
Sistema 3: Balanced Scorecard
El Balanced Scorecard nació para equilibrar métricas.
Surgió en los 90 para "balancear" las métricas financieras con otras áreas del negocio. Y sí, es una buena idea. Mides clientes, procesos, y el aprendizaje de la empresa. Todo muy ordenado y estructurado.
Pero la realidad es más compleja.
Primero, hay que dividirlo en las famosas cuatro áreas: finanzas, clientes, procesos y aprendizaje. Luego, asignar objetivos y métricas a cada área. Finalmente, rezar para que todos los empleados lo entiendan y lo sigan.
En empresas pequeñas, puede volverse una burocracia innecesaria.
Sistema 4: Lean Management
Lean Management revolucionó la industria automotriz.
Vino específicamente de Toyota, con una idea simple: optimizar, reducir el desperdicio y mejorar continuamente. Todo suena fantástico, y en producción es casi una religión. Lean Management te obliga a analizar cada proceso y ver cómo eliminar lo que no aporta valor.
Pero no todo es optimización.
En áreas creativas o de servicio al cliente, el valor no es tan claro. A veces las fases "innecesarias" terminan siendo las que marcan la diferencia. Lean es ideal para entornos de manufactura, donde cada minuto cuenta y el margen de error es mínimo.
La obsesión por optimizar puede matar la creatividad.
Sistema 5: OKRs
Los OKRs son más que números.
Son una mezcla de inspiración y responsabilidad. Es un sistema que permite a cada persona en la empresa saber qué es lo importante y cómo contribuir a lograrlo. Con los OKRs, tienes un objetivo claro y ambicioso y una serie de resultados medibles para alcanzarlo.
Todos reman en la misma dirección.
Lo que hace diferente a los OKRs es que son ambiciosos y flexibles a la vez. Permiten ajustes continuos y promueven la transparencia en todos los niveles. Todos saben hacia dónde va la empresa y cómo pueden sumar.
Los OKRs convierten cada logro en una victoria compartida.
Comparativa final
Sin sistema de gestión: Perfecto si apenas empiezas, pero no esperes mucho orden en el caos.
KPIs: Bien para empresas obsesionadas con las métricas, aunque no esperes innovación.
Balanced Scorecard: Ideal para empresas bien estructuradas y con procesos establecidos.
Lean Management: Perfecto para producción, pero difícil en sectores donde la creatividad manda.
OKRs: Ideal para cualquier empresa que busque alineación, motivación, cooperación y resultados transparentes.
Por qué los OKRs están marcando la diferencia
Los OKRs ofrecen algo único.
A diferencia de los otros sistemas, ofrecen alineación y flexibilidad sin perder la estructura. Los OKRs te dan dirección sin que tengas que burocratizar cada paso. Con los OKRs, cada persona en la empresa puede ver qué están haciendo los demás.
El secreto está en su flexibilidad.
La gestión es sobre personas.
Tener o no tener un sistema de gestión no es la cuestión. La verdadera pregunta es qué tipo de sistema necesitas. Si buscas métricas aisladas, los KPI funcionarán. Si necesitas balancear todas las áreas del negocio, el Balanced Scorecard es una opción.
Los OKRs son el sistema que hace que la gente quiera lograr cosas.