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Más Allá de la Entrega: Cómo definir OKRs en empresas basadas en Proyectos
En las empresas basadas en proyectos —constructoras, agencias, consultoras, desarrolladoras de software—, la obsesión es una: la fecha de entrega. Todo gira en torno a ese momento mágico del corte de cinta, la entrega de llaves o el “go-live” de un sistema.
Pero, ¿qué pasa después?
Nos hemos acostumbrado a un tipo de OKR que mide el progreso de forma binaria: o está hecho, o no lo está. Y ese es uno de los mayores riesgos silenciosos para cualquier CEO, porque fomenta la cultura del “watermelon status”: todo parece verde por fuera hasta que, el día de la entrega, te das cuenta de que por dentro está rojo.
El OKR que te mantiene ciego hasta el final
Imagina el OKR de un gran proyecto inmobiliario:
Objetivo: Entregar la Torre Residencial "Invictus"
KR: Completar el 100% de la construcción
Este OKR, aunque parece lógico, es una trampa. No te da ninguna señal de alerta temprana. A mitad de trimestre, si la obra va al 50%, parece que todo está bien. Pero este objetivo no responde a las preguntas que realmente importan: ¿Hay gente interesada en vivir ahí? ¿La calidad de los acabados es la que esperan los futuros residentes? ¿El proyecto está generando el prestigio esperado?
Con un OKR así, tu equipo de construcción está aislado, y marketing y ventas solo entran en pánico al final.
De la Entrega al Impacto: OKRs que Generan Valor Real
Ahora, transformemos ese mismo objetivo para que mida el éxito, no solo la finalización.
Objetivo: Convertir la Torre "Invictus" en un referente de éxito residencial
KR 1: Completar la estructura principal al 100% para el 30 de junio (asegurando el hito clave de entrega).
KR 2: Alcanzar el 90% de ocupación en los primeros 3 meses post-entrega.
KR 3: Lograr una nota de 4.8/5 en la encuesta de satisfacción de los primeros residentes.
KR 4: Ser destacado en 2 publicaciones de arquitectura o estilo de vida.
¿Ves la diferencia? El primer KR sigue siendo un hito de entrega, ¡y eso está bien! Los grandes proyectos necesitan esos checkpoints. Pero los otros KRs obligan a que el equipo de ventas y marketing trabaje desde el día uno. Exigen al equipo de obra que no solo construya, sino que lo haga con una calidad que genere satisfacción real. Y empuja a toda la organización a crear un proyecto del que sentirse orgullosos.
Esto no es solo para constructoras…
Este cambio de mentalidad aplica a cualquier industria basada en proyectos.
En el desarrollo de software, en lugar de "Lanzar la v3.0 de la app", el objetivo podría ser "Hacer de la v3.0 una herramienta indispensable para nuestros usuarios". Los KRs no serían "código terminado", sino "Aumentar la retención de usuarios en un 15%" o "Lograr que el 50% de los usuarios activos utilicen la nueva funcionalidad 'X' diariamente". Así, tu equipo se obsesiona con el valor para el usuario, no solo con subir el código.
En una consultoría estratégica, en lugar de "Entregar el informe de reestructuración al cliente", el objetivo sería "Asegurar que nuestra consultoría genere un cambio medible en el cliente". Los KRs podrían ser "Lograr que el cliente implemente 3 de las 5 recomendaciones clave" o "Reducir los costes operativos del cliente en un 10%". El éxito de tu consultora queda ligado al éxito real de tu cliente.
En la organización de un gran evento, en lugar de "Realizar la conferencia anual 'Innovate 2025'", el objetivo podría ser "Convertir 'Innovate 2025' en el evento de networking más valioso del sector". Los KRs serían "Generar 500 leads cualificados para los patrocinadores" u "Obtener una puntuación de 9/10 en networking en la encuesta post-evento". El foco pasa de la logística a la creación de valor real para los asistentes.
¿Y qué cambia para el CEO?
Tu rol evoluciona. Dejas de ser el supervisor de la obra para convertirte en el arquitecto del éxito del proyecto.
Defines qué significa "ganar": El éxito no es solo cortar la cinta. Es ver el edificio lleno, a los clientes felices y a la marca fortalecida.
Fomentas la colaboración, no los silos: Con OKRs de impacto, el equipo de obra, el de marketing y el de ventas están obligados a hablar y a remar juntos.
Mides el valor, no solo el avance: Pasas de preguntar "¿cómo vamos?" a preguntar "¿estamos construyendo algo que la gente realmente quiere y valora?".
Creas una cultura de excelencia: El equipo ya no solo entrega un proyecto; entrega un legado.
Reflexión Final
¿Estás celebrando solo las entregas o estás celebrando el impacto real que generan tus proyectos?
La forma en que defines los objetivos de tu empresa determina si construyes edificios… o si construyes verdaderos hogares y referentes.
Los OKR no son reglas rígidas, son una herramienta para alinear a tu equipo hacia lo que de verdad importa.
En las empresas basadas en proyectos —constructoras, agencias, consultoras, desarrolladoras de software—, la obsesión es una: la fecha de entrega. Todo gira en torno a ese momento mágico del corte de cinta, la entrega de llaves o el “go-live” de un sistema.
Pero, ¿qué pasa después?
Nos hemos acostumbrado a un tipo de OKR que mide el progreso de forma binaria: o está hecho, o no lo está. Y ese es uno de los mayores riesgos silenciosos para cualquier CEO, porque fomenta la cultura del “watermelon status”: todo parece verde por fuera hasta que, el día de la entrega, te das cuenta de que por dentro está rojo.
El OKR que te mantiene ciego hasta el final
Imagina el OKR de un gran proyecto inmobiliario:
Objetivo: Entregar la Torre Residencial "Invictus"
KR: Completar el 100% de la construcción
Este OKR, aunque parece lógico, es una trampa. No te da ninguna señal de alerta temprana. A mitad de trimestre, si la obra va al 50%, parece que todo está bien. Pero este objetivo no responde a las preguntas que realmente importan: ¿Hay gente interesada en vivir ahí? ¿La calidad de los acabados es la que esperan los futuros residentes? ¿El proyecto está generando el prestigio esperado?
Con un OKR así, tu equipo de construcción está aislado, y marketing y ventas solo entran en pánico al final.
De la Entrega al Impacto: OKRs que Generan Valor Real
Ahora, transformemos ese mismo objetivo para que mida el éxito, no solo la finalización.
Objetivo: Convertir la Torre "Invictus" en un referente de éxito residencial
KR 1: Completar la estructura principal al 100% para el 30 de junio (asegurando el hito clave de entrega).
KR 2: Alcanzar el 90% de ocupación en los primeros 3 meses post-entrega.
KR 3: Lograr una nota de 4.8/5 en la encuesta de satisfacción de los primeros residentes.
KR 4: Ser destacado en 2 publicaciones de arquitectura o estilo de vida.
¿Ves la diferencia? El primer KR sigue siendo un hito de entrega, ¡y eso está bien! Los grandes proyectos necesitan esos checkpoints. Pero los otros KRs obligan a que el equipo de ventas y marketing trabaje desde el día uno. Exigen al equipo de obra que no solo construya, sino que lo haga con una calidad que genere satisfacción real. Y empuja a toda la organización a crear un proyecto del que sentirse orgullosos.
Esto no es solo para constructoras…
Este cambio de mentalidad aplica a cualquier industria basada en proyectos.
En el desarrollo de software, en lugar de "Lanzar la v3.0 de la app", el objetivo podría ser "Hacer de la v3.0 una herramienta indispensable para nuestros usuarios". Los KRs no serían "código terminado", sino "Aumentar la retención de usuarios en un 15%" o "Lograr que el 50% de los usuarios activos utilicen la nueva funcionalidad 'X' diariamente". Así, tu equipo se obsesiona con el valor para el usuario, no solo con subir el código.
En una consultoría estratégica, en lugar de "Entregar el informe de reestructuración al cliente", el objetivo sería "Asegurar que nuestra consultoría genere un cambio medible en el cliente". Los KRs podrían ser "Lograr que el cliente implemente 3 de las 5 recomendaciones clave" o "Reducir los costes operativos del cliente en un 10%". El éxito de tu consultora queda ligado al éxito real de tu cliente.
En la organización de un gran evento, en lugar de "Realizar la conferencia anual 'Innovate 2025'", el objetivo podría ser "Convertir 'Innovate 2025' en el evento de networking más valioso del sector". Los KRs serían "Generar 500 leads cualificados para los patrocinadores" u "Obtener una puntuación de 9/10 en networking en la encuesta post-evento". El foco pasa de la logística a la creación de valor real para los asistentes.
¿Y qué cambia para el CEO?
Tu rol evoluciona. Dejas de ser el supervisor de la obra para convertirte en el arquitecto del éxito del proyecto.
Defines qué significa "ganar": El éxito no es solo cortar la cinta. Es ver el edificio lleno, a los clientes felices y a la marca fortalecida.
Fomentas la colaboración, no los silos: Con OKRs de impacto, el equipo de obra, el de marketing y el de ventas están obligados a hablar y a remar juntos.
Mides el valor, no solo el avance: Pasas de preguntar "¿cómo vamos?" a preguntar "¿estamos construyendo algo que la gente realmente quiere y valora?".
Creas una cultura de excelencia: El equipo ya no solo entrega un proyecto; entrega un legado.
Reflexión Final
¿Estás celebrando solo las entregas o estás celebrando el impacto real que generan tus proyectos?
La forma en que defines los objetivos de tu empresa determina si construyes edificios… o si construyes verdaderos hogares y referentes.
Los OKR no son reglas rígidas, son una herramienta para alinear a tu equipo hacia lo que de verdad importa.
En las empresas basadas en proyectos —constructoras, agencias, consultoras, desarrolladoras de software—, la obsesión es una: la fecha de entrega. Todo gira en torno a ese momento mágico del corte de cinta, la entrega de llaves o el “go-live” de un sistema.
Pero, ¿qué pasa después?
Nos hemos acostumbrado a un tipo de OKR que mide el progreso de forma binaria: o está hecho, o no lo está. Y ese es uno de los mayores riesgos silenciosos para cualquier CEO, porque fomenta la cultura del “watermelon status”: todo parece verde por fuera hasta que, el día de la entrega, te das cuenta de que por dentro está rojo.
El OKR que te mantiene ciego hasta el final
Imagina el OKR de un gran proyecto inmobiliario:
Objetivo: Entregar la Torre Residencial "Invictus"
KR: Completar el 100% de la construcción
Este OKR, aunque parece lógico, es una trampa. No te da ninguna señal de alerta temprana. A mitad de trimestre, si la obra va al 50%, parece que todo está bien. Pero este objetivo no responde a las preguntas que realmente importan: ¿Hay gente interesada en vivir ahí? ¿La calidad de los acabados es la que esperan los futuros residentes? ¿El proyecto está generando el prestigio esperado?
Con un OKR así, tu equipo de construcción está aislado, y marketing y ventas solo entran en pánico al final.
De la Entrega al Impacto: OKRs que Generan Valor Real
Ahora, transformemos ese mismo objetivo para que mida el éxito, no solo la finalización.
Objetivo: Convertir la Torre "Invictus" en un referente de éxito residencial
KR 1: Completar la estructura principal al 100% para el 30 de junio (asegurando el hito clave de entrega).
KR 2: Alcanzar el 90% de ocupación en los primeros 3 meses post-entrega.
KR 3: Lograr una nota de 4.8/5 en la encuesta de satisfacción de los primeros residentes.
KR 4: Ser destacado en 2 publicaciones de arquitectura o estilo de vida.
¿Ves la diferencia? El primer KR sigue siendo un hito de entrega, ¡y eso está bien! Los grandes proyectos necesitan esos checkpoints. Pero los otros KRs obligan a que el equipo de ventas y marketing trabaje desde el día uno. Exigen al equipo de obra que no solo construya, sino que lo haga con una calidad que genere satisfacción real. Y empuja a toda la organización a crear un proyecto del que sentirse orgullosos.
Esto no es solo para constructoras…
Este cambio de mentalidad aplica a cualquier industria basada en proyectos.
En el desarrollo de software, en lugar de "Lanzar la v3.0 de la app", el objetivo podría ser "Hacer de la v3.0 una herramienta indispensable para nuestros usuarios". Los KRs no serían "código terminado", sino "Aumentar la retención de usuarios en un 15%" o "Lograr que el 50% de los usuarios activos utilicen la nueva funcionalidad 'X' diariamente". Así, tu equipo se obsesiona con el valor para el usuario, no solo con subir el código.
En una consultoría estratégica, en lugar de "Entregar el informe de reestructuración al cliente", el objetivo sería "Asegurar que nuestra consultoría genere un cambio medible en el cliente". Los KRs podrían ser "Lograr que el cliente implemente 3 de las 5 recomendaciones clave" o "Reducir los costes operativos del cliente en un 10%". El éxito de tu consultora queda ligado al éxito real de tu cliente.
En la organización de un gran evento, en lugar de "Realizar la conferencia anual 'Innovate 2025'", el objetivo podría ser "Convertir 'Innovate 2025' en el evento de networking más valioso del sector". Los KRs serían "Generar 500 leads cualificados para los patrocinadores" u "Obtener una puntuación de 9/10 en networking en la encuesta post-evento". El foco pasa de la logística a la creación de valor real para los asistentes.
¿Y qué cambia para el CEO?
Tu rol evoluciona. Dejas de ser el supervisor de la obra para convertirte en el arquitecto del éxito del proyecto.
Defines qué significa "ganar": El éxito no es solo cortar la cinta. Es ver el edificio lleno, a los clientes felices y a la marca fortalecida.
Fomentas la colaboración, no los silos: Con OKRs de impacto, el equipo de obra, el de marketing y el de ventas están obligados a hablar y a remar juntos.
Mides el valor, no solo el avance: Pasas de preguntar "¿cómo vamos?" a preguntar "¿estamos construyendo algo que la gente realmente quiere y valora?".
Creas una cultura de excelencia: El equipo ya no solo entrega un proyecto; entrega un legado.
Reflexión Final
¿Estás celebrando solo las entregas o estás celebrando el impacto real que generan tus proyectos?
La forma en que defines los objetivos de tu empresa determina si construyes edificios… o si construyes verdaderos hogares y referentes.
Los OKR no son reglas rígidas, son una herramienta para alinear a tu equipo hacia lo que de verdad importa.